El destino es el que manda,
y no puedes escapar,
aun que tu le des la espalda,
te lo encuentras donde vas.
Va marcando tu camino,
y entre el humo suyo vas,
y aun que quieras esquivar le,
siendo débil,
caerás.
Para romper su poder,
solo te queda un camino,
tener claro tu futuro,
y por nada, nada,
dejar de seguir tu rumbo.
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