jueves, 7 de noviembre de 2013

LA PERDIDA


Por su apodo y no por nombre
la gente la conocía,
la llamaban la perdida
por que su cuerpo vendía.
En una taberna oscura
cantaba ''pa'' a legrar males,
y a los hombres complacía
con sus carnes por caudales.
Un hombre solvente
con heridas de hiel,
una noche con ella
fue feliz con su miel.
Olvidando su pecado
la quiso solo ''pa'' el,
y ofreciendo le el cielo
ella juro serle fiel.
Pero quien la conocía
al verla tan ''asenta'',
con palabras de notario
no terminan el rosario.
Que suerte tiene perdida
después de querer a cien,
con el mejor se a quedado
veremos, si sale bien.
Pero el amante en defensa
de tanta murmuración,
''pa'' callar las malas lenguas
contradice a la razón.

Aun que su pasado es muerto
no lo vengan a rezar,
que desde que yo la quiero
es como virgen de altar.
Si un día pague sus besos
y sus carnes me brindo,
que nadie le pida cuentas
que hoy aquello termino.

Igual como una duquesa
va pulida la perdida,
y del brazo del amante
pierde apodo y gana nombre.
Pero sus ojos de gozo
tras los hombres se le van,
y sus carnes encendidas
falso juramento dan.

Un día de Mayo
encendida la piel,
sin pensarlo dos veces
dejo de serle fiel.
Y aferrada a su pecado
a la taberna volvió,
y el amante, burlado
con desespero se vio.

Que la llamen la perdida
que buscando se lo va,
le ofrecí mi nombre y cielo
y en pago dolor me da.
Que la llamen la perdida
y nadie la vaya a ver
que tengo celos del cante,
y del que pueda querer.
Que la llamen la perdida
por que su apodo medio,
de tanto que la quería
el perdido ahora soy yo.
Perdido y loco me dicen
y razón les e de dar,
por que después de dejarme
aun la puedo yo querer.
Este amor es un delirio
que ni yo puedo entender,
si ayer la quise queriendo,
si ayer la quise queriendo,
hoy la quiero sin querer.





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