Si
tuviéramos que hacer una calificación de
los seres vivos que conocemos,
sin-duda alguna,
al ser humano lo calificaríamos como al
Dios de todas las
especies, ya que ha tenido la gran suerte, de ser el más especial
entre ellos. Su conciencia le hace reconocer el bien y el mal, y su
inteligencia es tan extraordinaria, que además de pensar, le permite
razonar para que día a día pueda superarse en todo, y por ello
pueda conseguir una vida más digna, libre y cada vez con más
longevidad.
A pesar de tantos
privilegios a su favor, al humano también podríamos calificarle
como uno de los
seres más necios, ya
que pudiendo llevar una vida tranquila con todo lo esencial y
placentero, se deja arrastrar por egos innecesarios como acumular
fortuna, que aveces, en vez de servirle para bien
le puede crear enemigos
tan dañinos, que para robarle, no les importa matar-le.
¿Que tendría que
hacer el humano, para reconocerle como el más especial e
inteligente?
Demostrarlo con hechos.
Y hasta que estos hechos no sean reales, el humano seguirá siendo
necio.
¿Con que hechos puede
demostralo?
Como todo, para que la
empresa humana funcione bien, necesita tres buenas normas.
La primera, de
derechos. La segunda, de obligaciones y la tercera, de justicia.
La primera de derecho,
es reconocer que todos somos iguales. La segunda. Que el ser humano
es un ser libre y nadie tiene derecho a esclavizar, imponer,
chantajear o presionar para obligar-le a hacer actos que no sean por
su propia voluntad. Y la tercera, que solo por a verle dado la vida y
dejarle en este mundo sin su decisión, tiene derecho a recibir
manutención, sanidad y una educación gratuita hasta su mayoría de
edad. Por lo tanto, toda educación y ley, ha de ser en defensa de
esos derechos.
La de obligación es la
siguiente. Cuando un humano llegue a mayoría de edad, sera libre de
decidir su propio futuro, pero también de ganar su sustento con el
sudor de su frente, por que de una forma u otra, todo ciudadano esta
capacitado para aportar un grano de arena para el bien de todos.
La tercera norma para
un buen funcionamiento del sistema humano, es la de justicia, esta,
ha de ser
justa a la ofensa o
daño provocado, además, conocida de antemano por todos para saber
que pena se impone a cada delito cometido. Un ciudadano puede
perdonar la ofensa o daño que le haya causado otro, pero la justicia
a de ser implacable y imponer al culpable la pena señalada para que
este pague su ofensa o delito.
Es un imperdonable
pecado, que con todo el conocimiento y sabiduría con el que goza hoy
la raza humana, el ciudadano aún siga siendo esclavo de decisiones
de poderosos que solo buscan su propio beneficio.
Para que al ser humano
se le pueda calificar como inteligente y extraordinario, debe
despertar de su irresponsabilidad y comodidad, y ser partícipe de
decisiones sobre el bienestar y futuro de todos, ya que uno de los
caminos más ciertos y seguros para que este pueda sobrevivir en el
universo, es el de trabajar unidos con hermandad.
Si tratamos de
visualizar el futuro del humano, veremos tres posibles metas. Una, la
de su propia exterminación por irresponsables o por la desaparición
de los sistemas estelares necesarios para el.
Otra,
la que si el poder sigue dictando
el futuro y destino del pueblo, dentro de
pocos años, este hará desaparecer a
toda la clase obrera sustituyéndola
por robots, ya
que estos le servirán fielmente sin
pedirle cuentas.
Por lo tanto, para que esto no ocurra, el
pueblo ha de
escoger la tercera que es la
de
gobernarse
con un sistema
"Perfeccionista", ya que solo
con el, el
ciudadano puede llegar a
ser dueño de su propio destino,
y conseguir con
su inteligencia, una vida
digna y sin fin.
J. S. T. Ciudadano del mundo 9
- 10 -2016
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