El comienzo de esta,
quiero hacerlo a modo de romance para que sirva de reflexión.
Desgraciadamente, muchos de los hechos que nos amenazan y tenemos que
sufrir sin esperarlos, son por enseñanzas fanáticas a gentes que no
ven más allá de su ignorancia.
Viajando en un tren un
católico, un budista y un musulmán, pregunto el musulmán. Si os
dijeran que tenemos que morir en este tren. ¿Que haríais? El
católico dijo al instante. Tengo la conciencia tan tranquila, que si
muriera ahora, se que iría directo al cielo. Al instante dijo el
budista. Yo estoy tan seguro de mi reencarnación que no me
importaría. Al terminar el budista, el católico pregunto al
musulmán. ¿Y tú que harías? Este, dejando al descubierto su
cinturón con explosivos, respondió. Como matando infieles se me
abrirán las puertas del paraíso, voy a inmolarme y reventaros a
todos.
A los pocos días del
atentado, un gusano vio a otros dos que sin parar de buscar se
decían. Por más que busque no veo a San Pedro por ninguna parte. Ni
yo el paraíso con las huris para complacerme. Integrándose en la
conversación, les dijo. Que ignorantes fuisteis. El único que tenia
claro su futuro, era yo. La pena ha sido, que nunca creí
reencarnarme en gusano.
En el romance queda
claro, que sea de la religión que sea, cuando un humano muere, su
destino es el mismo que el de cualquier animal. Convertirse en
gusanos y más tarde en polvo.
La gran mentira de la
humanidad, es la de pensar y creer que existen los dioses. Pero ante
esta creencia, lo peor de todo, es la gran ignorancia de los
musulmanes, al creer que si mueren matando infieles, tendrán
asegurado un paraíso donde podrá disfrutar eternamente una vida de
placeres, con manjares, vino y mujeres siempre vírgenes para
complacerles.
Ante estas enseñanzas,
es fácil que cualquier creyente desengañado de esta vida de
miserias, egos y sufrimientos, caiga rendido a esos cantos de
sirena, que le prometen lo que sabe que en esta vida nunca podrá
tener y por su gran ignorancia, se ofrece gustoso como mártir,
esperando tras su muerte la engañosa recompensa que nunca
encontrara.
Musulmanes: Si los
imanes creyeran que el paraíso que predican existiera, serian ellos
los primeros en inmolarse.
Desgraciados los
ignorantes que creyendo los engaños de esos imanes radicales ofrecen
su vida para nada, por que vida solo hay una y cuando esta acaba, se
acaba todo.
Dios no creo al hombre
a su imagen y semejanza, sino que fue el hombre el que creo a Dios a
su semejanza.
El hombre crea las
religiones y escribe sus sagrados libros de la forma que mas le
conviene.
Parece mentira, que con
toda la inteligencia y tecnología que posee hoy día el humano,
permita que hayan comunidades que vivan ignorantes a la actualidad y
realidad de la vida.
Reconozco que nadie
estamos en poder de la verdad y la razón, pero la vida nos va
demostrando día a día, quienes somos, de donde venimos y a donde
vamos. Lástima, que siendo el pueblo su propio Dios, no haga nada
para serlo.
J.S.T. Ciudadano del mundo 7 - 9 - 2017
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